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Kim Scouller, líder de WealthWave y educadora financiera certificada, escribe un oportuno artículo sobre el mes de octubre titulado "Romper las cadenas del abuso financiero en este mes de concienciación sobre la violencia doméstica" para el Hamilton Spectator. El Hamilton Spectator que aprovecha el Mes de Concienciación sobre la Violencia Doméstica ,una plataforma fundamental para arrojar luz sobre el abuso financiero, un componente oculto pero devastador de la violencia doméstica. Se trata de una estrategia manipuladora empleada por los agresores para controlar a sus víctimas, que se manifiesta de diversas formas, como negarles el acceso a cuentas bancarias, empleo o educación, imponerles trabajos forzados, robarles fondos, contraer deudas y arruinar la puntuación crediticia de la víctima. La prevalencia del abuso financiero es alarmante, con estimaciones que sugieren su presencia en el 99% de los casos de violencia doméstica. Su impacto es profundo, ya que provoca un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión, afecta a la estabilidad financiera a largo plazo y compromete la capacidad de las víctimas para garantizar un entorno de vida seguro, un empleo o una educación.
El problema se complica aún más por su interseccionalidad con otras formas de violencia doméstica, lo que a menudo deja a las víctimas enredadas en una red de desafíos que dificultan su camino en busca de ayuda. Por lo tanto, se subraya la importancia de la educación para ayudar a las víctimas potenciales a reconocer las señales y buscar ayuda, animándolas a mantener conversaciones abiertas sobre el tema. Se hace hincapié en la necesidad de formación profesional para identificar y responder a los abusos financieros, así como en el compromiso activo de las instituciones financieras para proporcionar recursos y apoyo a las víctimas. Se consideran necesarias reformas legales para reconocer el abuso financiero como un delito distinto, responsabilizando así a los abusadores. Se insta a la sociedad a invertir en recursos como refugios, asistencia jurídica y servicios de asesoramiento financiero y crediticio adaptados a las supervivientes de la violencia doméstica, junto con programas de formación laboral y oportunidades educativas, para ayudar a las víctimas a recuperar su independencia.
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